miércoles, 3 de diciembre de 2014

Cuento de lectura


El mundo se acaba hoy

La tranquilidad azotaba el mundo, todo transcurría normal. Guerras en el oriente, hambruna, enfermedades inventadas para experimentar con “humanos inferiores”, presidentes idiotas gobernando. En fin , nada fuera de lo normal.
De pronto por la calles bulliciosas de una ciudad sin esperanza el señor A platicaba con la señora F. Comentaban sobre esos talk shows, agridulces que hacen babear a la gente como si un zombie sorbiera su cerebro.
El señor A exponía a la señora F el programa de ayer el cual planteaba la triste historia de un punk
derrotado por el solvente de una lata amarilla, de esas que vende el señor de la tlapalería.
“Quiero ser anarco podrido, y mi mamá no me deja” era el nombre de dicho conflicto en el programa de ayer.
Se identificó tanto con el programa que investigó en el canal el nombre del chico en le programa de tv. Pero no sólo se obsesionó con él. Buscó su domicilio, su familia, su escuela, sus amigos y no lo espiaba todas las tardes al salir de la universidad.
Cierto día le habló, con el pretexto de haberlo visto en la tv, y comenzó a ser su amigo, sin embargo mientras pasaba el tiempo se dio cuenta que ser su amigo no le bastaba. Lo que él quería es ser anarco podrido igual que él. Igual que el ¡No! Quería ser él. Así que un día lo citó en su casa y le puso cloroformo en la boca para desmayarlo. ¡Preparó todo! En su tina colocó hielos para poner su cuerpo y le inyectó un sedante para que no se moviera. Tenía que adoptar su identidad a toda costa, quitarle las huellas dactilares y copiar todos sus movimientos. Apoderarse de su identidad era lo único que importaba.
El animal del espacio se apoderó de cuerpo sin vida, nadie sabía lo que sucedería después de enterrado, el ente surgió de entre los muertos, saliendo primero uno de los tentáculos, ya que era su forma de respirar.
La criatura volvió a sumergirse y con ella todo los seres que la habían atacado. Debajo del agua lo que parecía ser el último suspiro, decidieron mirar sus ojos, aquellos perturbantes ojos que demandaban cada gota de sangre de sus víctimas.
Los ojos eran rojo unos ojos casi humanos, penetrantes, llenos de odio y venganza, comenzó a azotarlos y lentamente uno a uno caían los cuerpos destazados, dejaban un rastro rojo a su paso, un momento de silencio llegó, el agua permaneció tranquila y de repente…
FINAL 1
Todos comenzaron a gritar, esperando el momento de su llegada… él llegó tan serio, con un aspecto cansado, lleno de ramas y lodo. Todos se quedaron impactados y hasta el agua comenzó a moverse, era la más sincera representación de respeto que la naturaleza podría hacer.
FINAL 2
Salió­­ una mano del agua, todos los animales se quedaron petrificados hasta que uno de ellos comenzó a hacer ruidos extraños, queriendo huir pero su cuerpo aún no reaccionaba. Los demás solo observaban e intentaban moverse, pero era inútil. El humano ni se esforzó, solo los tomó y se los comió.
FINAL 3

Todos se murieron de hambre y por eso Mariana cantaba canciones peruanas de los conejitos.

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